mercredi, mai 24, 2006

Crónica de una muerte (¿anunciada?)

Muchas veces he pensado en mi muerte, cómo me gustaría morir, tengo una frase que me gustaría decir antes de seguir la luz (bueno dicen que sigues una luz, aunque eso me hace pensar que automaticamente te conviertes en un insecto, para luego terminar hecho mierda en un matamoscas de plástico), mejor no quiero seguir ninguna luz. Regresando a mi frase era: "Que mi último pensamiento va para Fidel, y para la revolución", el pedo es que no conozco a ningun Fidel, no he hecho ninguna revolución, y aparte resulta que ya lo dijo, o dejó escrito un tal Ernesto Guevara, eso si a qué Fidel, no lo se, seguro al viejito este, Fidel Velázquez.

Debido a esto tengo que pensar en una nueva forma o frase para morir, me gustaría desaparecer por un tiempo, eso si, preparar con antelación mis cartas para cuando haya muerto, una para mi madre, otras 2 para mis hermanas, bueno hasta ahora tengo suficiente con 3 cartas para elaborar, seguramente enviaré a alguien más. Tendría que desaparecer totalmente, sin que nadie supiese nada de mi, preparar correspondencia informativa acerca de mi vida en los últimos años, como si aun estuviera vivo.

Sería bueno escribir todo eso que quiero contar pero no enviarlo hasta el día de mi muerte, podria pasar un año de mis cartas post mortem hasta que llegara la última. Después mi familia podria buscarme y encontrar que morí un año antes de cuando recibieron la carta con la fatal información.

Lo peor es que seguramente puedo pasar horas, pensando en una muerte decorosa, heróica, interesante, melancólica, pero me aterra pensar que seguramente un puto microbús de mierda me va a atropellar, o que comiendo un durazno me trague el huesito, diablos, hay tantas formas de morir...

Mejor ya no me quiero morir.

dimanche, mai 07, 2006

Reinyeccion


¿Qué hacer?

Hay veces en la vida que las cosas se presentan fáciles, todo está a la mano, sí solo hay que estirarlo y ahi están. No es bueno, te vuelves sedentario, inútil, inclusive sin pasión. Un día estiras la mano y no hay respuesta, el peor caso es cuando no hay nadie que la estreche. Es ahí cuando te das cuenta que hay que luchar por las cosas, que no siempre estarán ahí, esperando a que las tomes cuando quieras.

Te enfrentas a alguna situación que implica luchar por ello. Estoy de vuelta en ese camino de luchar por lo que quieres. Hay una nueva inyección de vida, entusiasmo.