jeudi, janvier 24, 2008

El viento viene, el viento se va...

El personaje sale de su oficina, sube al auto y se encuentra con una ciudad caótica, apagones coloniales, y sobre todo una vibra muy rara, el mundo se va a acabar se decía el conductor del automóvil.

Lo que el personaje no sabía es que se había perdido de lo más cercano al llamado apocalipsis ue pudo haber vivido, al encender la radio el personaje se entera y a la vez se reprocha no haber sentido vientos de 65 km/h sobre su cuerpo, de no haber visto volar cientos de hojas, ramas, botes, papeles, latas de refresco y demás desperdicios callejeros, de no haber visto el momento de los apagones, de no haber visto resquebrajarse algún árbol con 70 años de edad, de no ver como se trasformó el automóvil aparcado en la calle Xicotencatl cuándo el viejo roble cayó sobre él, por ahora solo pasa y lo ve olvidandose de sus clases de manejo, donde el el instructor decía no quitar la mirada del frente y espejear, asi mientras en la radio dan el reporte vial, las colonias afetadas y remaraca a cada momento el caótico ambiente que se vive en la gran ciudad nuestro personaje sigue lamentándose por haber estado sentado 12 horas frente a un ordenador y no haber sentido aquel momento apocaliptico acompañado de el derrumbe de la Bolsa.

Y añora que algún evento extraordinario arrive mientras está fuera del su cueva, mientras dice estar conectado con el mundo vía Internet, cuando realmente no se entera de nada.

El programador de la radio lanza el tema, El mundo se va a acabar, mientras el personaje pone la direccional de su auto para virar en la avenida Taxqueña, pero algo lo hace seguir de frente.