
Resulta que el jueves pasado (1o de marzo) me disponía a ir a la Universidad a llenar ovalitos, sí esas hojitas como de examen extraordinario de la UNAM, pero en estas ocasión para calificar el desempeño de mi asesor de tesis, repentinamente mi madre me dice: por favor lleva a Carlos a que pague su multa a la SCT de Miramontes (Carlos es el galán de mi madre desde hace casi 6 años), amablemente acepto a su petición.
Subo al auto, giro la llave de encendido y ahí está la lucecita roja del freno de mano que desaparece al mismo tiempo que mi mano derecha aptieta un botón y y hace un movimineto descendente, clutch, reversa, primera, segunda, clutch, freno, tope, clutch, primera...
Después de 10 minutos nos encontramos frente a la SCT, la idea era dejar a Carlos y continuar mi camino a la Universidad, cuando de la boca de Carlos sale un -Aquí me bajo, pero busca dónde estacionarte, ¿después me dejas en el metro? - Imagino que mis ojos hicieron un movimiento extraño, pienso, no hay pedo total tardaremos poco aquí, lo de llenar los ovalitos no me mueve mucho.
Reversa, giro de volante, espejeo, freno, la lucecita roja se enciende de nuevo, ya estoy estacionado. Y es aquí donde comienza el por qué decidí escribir el segundo post. Llego a la entrada de dichas oficinas, que por cierto tiene unas escaleras antes de la entrada principal, hay un sol molesto y al final de las escaleras la sombra que mi cuerpo necesita. decido esperar ahí, ¿qué tan tardado será pagar una multa?. De pronto se me acerca la señorita que pide las identificaiones a la entrada, ya saben con su trajecito sastre, de esas que se sienten bien guapas y me dice: - Joven nomás lo molesto si se baja, no puede estar aquí. - ¿QUÉÉÉÉÉ?, fue mi respuesta, no me voy a mover, aquí quiero esperar. El trajecito sastre se da la vuelta medio ofendida por mi negativa un poco altanera.
Segundos después llega un cabrón chaparrito de traje, eso sí con radio en mano y acompañado de dos "elementos de seguridad", y en voz alta (imagino que quería intimidarme) -¿Quién es el que no se quiere mover?, rápidamente doy un paso al frente conteso que soy yo el que no se quiere mover de la entrada, y el cabrón me echa un choro de que estoy obstaculizando la entrada y que por seguridad no puedo estar ahí. NO MAMES (no lo dije pero lo pensé), después de una discusión medio acalorada del por qué no podía estar en la entrada y mi postura a no moverme, y dejarle en claro que sus pretextos eran estúpidos, pues ya era considerado como sospechoso, según el cavernicolita con radio, preferí evitarme un pedo más grande y meterme a las oficinas a buscar a Carlos.
No entiendo al personal de las oficinas del gobierno federal, parece que buscan a los más ineptos para ocupar los puestos de trabajo, y no se diga a los encargados de seguridad, necios como la chingada, o acaso ¿existe alguna ley que no permita a un ciudadano esperar afuera de las instalaciones?, hasta donde yo sé, ¡no!
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